La tierra es nuestra raíz. Pero no tenemos raíces si no tenemos dónde ponerlas

Entrevista a Elena Poniatowska

Las obras de Elena Poniatowska se destacan por plasmar la realidad mexicana contemporánea y llamar la atención sobre problemas como el desempleo, el racismo, los desposeídos y el papel de las mujeres en la sociedad. A lo largo de esta entrevista con Proyecto Ballena, la escritora analiza TIERRA como punto clave de la cultura mexicana, desde cuando era niña e hizo su primera germinación hasta la literatura de Rulfo y de y los gritos revolucionarios de Emiliano Zapata (tierra y libertad). Habla también del lugar que están teniendo hoy las mujeres en México. ¿Se espera una mujer presidenta para el próximo mandato?  y  el vínculo histórico que hasta el dia de hoy une a las mujeres con la naturaleza: los partos en los bosques, en cuclillas, al aire libre.  Entrevista: Dolores Curia


Qué importancia tiene el concepto TIERRA en la historia de México, pensandola como un espacio de disputas y de tensiones sociales. Y pensando, también, en las promesas incumplidas y en los derechos todavía no conquistados en Latinoamérica. 

Bueno, la tierra en la literatura mexicana siempre ha sido el punto clave, es decir, el centro de todo lo que nosotros hemos leído en la literatura mexicana. Ahí tenemos a Juan Rulfo, que siempre habló de la tierra, que siempre habló de los arrieros, es decir, los que van empujando a los animales sobre la tierra. Siempre habló de los campesinos. Lo mismo hizo Agustín Yáñez. Lo mismo hizo una gran escritora, que suele olvidarse, que es Rosario Castellanos, que habló de su tierra, Chiapas. Habló con mucha inteligencia, también, en su poesía de la tierra. En fin, nunca, los jóvenes ni los niños en las escuelas en mi país jamás se han cansado de hablar de la tierra, de honrar a la tierra. Recuerdo cuando llegué a México en 1943, durante la guerra, nos pidieron a todos que hiciéramos en nuestra casa, en en un pedacito de tierra, un Jardín de la Victoria en el que sembráramos siembre frijoles. Me dio mucha felicidad ver que primero puse las pequeñas semillas en algodón, allí su surgieron unos tallitos así de chiquitos, muy conmovedores, y los pasé a la tierra. Esa idea de cultivar, que se da muchísimo, por ejemplo, en Francia, donde se les enseña mucho a los niños el amor a la tierra, en México, pues floreció también el amor a la tierra, el amor a las flores. El hecho de que tenemos, por ejemplo, a Xochimilco que es una gran pieza de agua sobre la cual siempre se dijo que había nacido México. Todavía existe, todavía haya grandes avenidas de agua. Y la idea de las chinampas, que son pedazos de tierra, sobre el agua, alimentados por el agua y todas las riquezas que nos da el agua unida a la tierra. Pues todo eso son cosas que marcan a un niño, que lo atan sobre todo a su país. La tierra es nuestra raíz. No tenemos raíces si no tenemos dónde ponerlas. Y en general, están dentro de la tierra.

¿Y qué importancia tiene en México TIERRA pensando en dos hitos muy importantes de la historia mexicana que fueron la Revolución Mexicana y la irrupción del Zapatismo? 

El grito de tierra y libertad es un grito que aquí  creemos que es mexicano, que es el grito de Emiliano Zapata. Es el grito de los campesinos en contra de los hacendados. Es el grito de todos los luchadores sociales. Todos nuestros países hemos sabido o hemos querido defender nuestras fronteras y lo hemos hecho. Nosotros compartimos la frontera más grande del mundo con los Estados Unidos. Y siempre ha habido problemas fronterizos. Hace años, recuerdo que un campesino, un jardinero, iba a Estados Unidos, a los pueblos fronterizos, a arreglar los jardines allá de los ricos, los que podían tener jardines y regresaba a México en la misma noche sin problema alguno. Eso quiere decir que era una frontera muy respetuosa y una frontera muy amorosa, también, entre Estados Unidos y entre México, en la que se podía trabajar, en la que nadie moría como en los últimos años se han muerto los braceros al querer atravesar las aguas del río Bravo. 

Recién decía que la tierra para los mexicanos tiene esta impronta de raíz. Y hablaba del deseo de emigrar cuando la tierra no cumple sus promesas o la democracia no cumple sus promesas. ¿El destierro es parte fundamental de la historia mexicana?

Podría decirle que ahora el gran problema que vemos todos en todos los países es el de las migraciones y el de la protección a los migrantes que salen de su país en busca de una mejor vida, de una mejor suerte para sus hijos, de un mejor futuro y que tienen todo el derecho a migrar. Yo no creo, por ejemplo, que el apellido Poniatowska sea un apellido especialmente mexicano, aunque Amor, el de mi madre, que es un apellido muy bonito, sí es mexicano o quizá de origen español. Pero creo que la tierra de la que estamos hablando y a la que amamos y a la que abrazamos, pues, está compuesta de migraciones del mundo entero. Aquí en México, hace muchos años, hubo una matanza de chinos que ahora nos avergüenza muchísimo. Pero que el mundo está llamando a que nos crucemos y nos entrecrucemos a futuro, es una realidad, una verdad inalterable, una verdad que nadie puede negar. Y que los países están compuestos ya por hombres y mujeres de distintas partes que le dan al país todo lo que ellos son, es algo también innegable, es algo que también honra al país. Un país que sabe recibir a migrantes y que puede recibirlos, pues es un país que abre sus puertas. Se puede decir lo mismo de un vecino generoso dentro de una comunidad que sabe hablarles a todos y recibir a todos y escuchar a todos. La comunidad humana es quizá uno de los grandes logros que nosotros podemos dejar en herencia a los que vienen después de nosotros y desde luego, dentro de una familia, de dejar a los hijos que todo lo sabemos entre todos y todo lo hacemos entre todos. Eso es una verdad muy sencilla, pero es quizá las primeras palabras que abren las puertas.

¿Qué es para usted, como escritora, la naturaleza? ¿Qué narrativas en torno a la naturaleza le parece que faltan en la literatura latinoamericana hoy? 

Falta muchísimo la protección de la naturaleza en la literatura, como usted lo dice. Tenemos escritores que han escrito sobre la naturaleza. Ahí está, por ejemplo, Rosario Castellanos, que es una novelista, una poeta, que escribió sobre Chiapas, su lugar de origen, sobre los árboles de Chiapas, sobre las lavanderas en los ríos que lavan la ropa, sobre la relación de la mujer con la naturaleza, sobre las mujeres que, todavía es una costumbre, paren agarradas al tallo de un árbol, porque ese árbol le da fuerza y porque, además, si les duele, se sienten más protegidas, por las mujeres, que incluso se acuclillan, que es la mejor forma de parir, y reciben a su hijo entre sus manos, debajo de sus piernas, y el hijo tiene la posibilidad de tocar la tierra con sus pequeños pies al nacer. Todo eso son costumbres que nos ligan a lo que verdaderamente somos: al maíz en América Latina, al trigo en Europa, la cultura del maíz, la cultura del trigo. Y a todo lo que nos da la naturaleza, sin lo cual, además, no podríamos vivir, no podríamos vivir ni sin trigo, ni sin maíz, ni finalmente sin agua. Eso ya es, como dicen en francés, un vérité de la palice, es un lugar común, pero el amor a la tierra es algo con el que nacemos y que es imposible destruir. 

¿Cómo le parece que se enlazan los activismos medioambientales de hoy, del siglo XXI, con las luchas latinoamericanas más tradicionales, del siglo XX? ¿Le parece que están vinculados?

No soy especialista en las luchas en México, pues la tierra y libertad fue el grito de Emiliano Zapata. La repartición de las grandes haciendas fue, quizá, el primer acto de democracia cuando no se hablaba de esa palabra. La tierra tiene que ser del campesino, del que todas las mañanas se levanta y que quiere dejarle en herencia una parcela a sus hijos, porque esa parcela él la ha cultivado y no el hacendado que, por ejemplo, durante la revolución se fue a vivir a Europa, estuvo en París y desde allá recibía el dinero que le producía su hacienda o sus haciendas. En México, el desarrollo del tema de la posesión de la tierra, de quién es la tierra, ya se ha resuelto porque, finalmente, aunque todavía hay tierra por repartir en nuestro país, ya la tierra es de cada uno de los campesinos. Uno de los factores que nos sorprende ahora es que los campesinos quieren venir a la ciudad, trabajar en las grandes ciudades, sentir que tienen más oportunidades que en el campo. Algún campesino alguna vez me dijo que él sentía que la tierra embrutecía porque había pocas escuelas, pocas oportunidades, porque el trabajo era siempre el mismo, pero yo creo que fue un momento de desesperación de él, porque la tierra siempre da sorpresas que no da la ciudad. En la ciudad siempre vemos que hay aglomeraciones, hay dificultades, hay un ruido terrible que en el campo nunca oyes. En el campo sales a respirar, la gran respiración del planeta Tierra, que vive con el que tú lates y con el que sube y baja tu corazón. Entonces es difícil responder esa pregunta porque es una pregunta que tiene que ver con la intimidad de cada hombre y de cada mujer. Tiene que ver también con el amor que siente por su país. Es la semilla de todo aquello que vamos a poder desarrollar después, a lo largo de nuestra vida. Y un país que, a lo largo de su política, les va a dar a todos las posibilidades de vivir en la tierra de la mejor manera posible. 

Hace un ratito, hablaba de las mujeres. Tomo dos elementos. Uno es su libro Las soldaderas, donde rescata historias de mujeres silenciadas en la Revolución Mexicana, y también pienso en la incorporación del apellido de su madre, Amor, a su firma. Todo esto para preguntarle qué tan cercana se siente a los feminismos contemporáneos, cómo los ve y qué relación tiene con ellos.

Ahorita, amanecimos en México, después de las elecciones, con una gran noticia: hay más de siete mujeres en las gobernaturas de los Estados de la República. Y eso, es una victoria. Va a haber muchas más mujeres gobernadoras que antes, que antes las había. Por ejemplo, yo recuerdo a una mujer poeta, Griselda Álvarez, que fue la primera gobernadora de Colima, el Estado de Colima. Ahora va a haber muchísimas más mujeres gobernadoras, y eso para las mujeres es una victoria y compartimos con alegría esta presencia de las mujeres. Se dice, también, que es factible, como lo fue en Argentina, que una mujer llegue a la Presidencia de la República. Esto es en lo que se refiere a política. Hay muchas mujeres que toman la palabra y que hablan muy bien, pero también hay mujeres profesionistas. Se dice que las que menos desertan las escuelas en los años más altos en la Universidad son las mujeres. La población femenina en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la UNAM, es mayoritaria, es enorme. Por ejemplo, en Filosofía y Letras es obvio, porque es la escritura, la lectura, pues la mayoría también son mujeres. En medicina también. Ya hay muchísimas mujeres en la Facultad de Medicina. La presencia de las mujeres ya se siente en todas partes de la República Mexicana. El papel de la mujer ya no es estar dedicada solo a ser maestra, a ser enfermera, a ser secretaria, a ser la segunda de abordo. Hay muchísimas mujeres en nuestro país que han tomado el mando y lo están haciendo muy bien. Tenemos a una mujer jefa de Gobierno, que es Claudia Sheinbaum, que ahora sufrió, obviamente, con el gran problema que tuvimos en el metro, pero lo ha resuelto muy bien y es una mujer con todas las capacidades para poder llegar a la Presidencia de la República. Y así lo vemos, mujeres magistradas y mujeres como Olga Sánchez Cordero, en fin, una serie de mujeres muy destacadas y con una formación extraordinaria. Mujeres economistas. Y mujeres que tienen una capacidad de mando que antes, quizá, se limitaba al perímetro de su casa, a responsabilizarse de sus hijos y de la vida familiar, pero que ahora han ido mucho más lejos, han abierto las puertas, han salido a la calle y dicen lo que piensan. Yo creo que eso es muy saludable para México. La nueva presencia de la mujer en México, de la mujer mexicana en los asuntos políticos y sociales de mi país. 

Bio

Elena Poniatowska (1932) es una periodista, escritora y profesora mexicana nacida en París, Integrante de una antigua familia de la nobleza polaca y sobrina de la legendaria poeta Pita Amor. Reconocida como una de las autoras más importantes del México contemporáneo, Poniatowska ha publicado numerosas obras dentro de distintos géneros literarios. Entre ellas, se destacan: La noche de Tlatelolco, Testimonios de historia oral, Lilus Kikus y El tren pasa primero. Su trayectoria como periodista y escritora ha sido reconocida con múltiples premios nacionales e internacionales.

 

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