Semillas

La Vieja Flores

ENTREVISTA A LA VIEJA FLORES 

POR ANTONIA KON 

SOBERANÍA ALIMENTARIA

Con el poder de síntesis que caracteriza todas sus ilustraciones, La vieja flores* trabajó en torno a la idea de soberanía alimentaria: ¿A quién le pertenece la tierra? ¿Quienes la cuidan? ¿Y las semillas? “La tierra es verdaderamente del que la trabaja, y aunque estemos frente a una batalla muy desigual contra los intereses económicos de unos pocos, no debemos bajar los brazos ni detenernos nunca. Con la destrucción y monopolización de los territorios, las poblaciones van siendo corridas y desaparecidas, y su función de cuidado de la tierra y transmisión de saberes ancestrales desaparecen con ellas. Basado en esto, salió la ilustración que presenté para este proyecto. Quería que fuera sintética y directa, que transmitiera que el poder está en las semillas que debemos tomar en nuestras manos, por nosotros y por las próximas generaciones. Las manos que se ven en la imagen son de niñx, representando el futuro. De la semilla brota un sol gigante que nos ilumina el presente y nos marca el camino.”

Su nombre es Carla, pero hace más de diez años que se identifica con el pseudónimo “Vieja”. En su perfil de instagram, se introduce así: “La vieja flores es tu vieja”. Marplatense de nacimiento, se mudó a Capital Federal hace ya quince años, con la idea de “estudiar” -ella resalta estas comillas- dirección de arte publicitario. En su momento, le pareció un buen oficio. Pero al poco tiempo entendió que la publicidad no era a lo que quería dedicar su vida: trabajar para marcas que inducen al público a consumirlas, inventarle necesidades a las personas y embellecer productos que en verdad son nocivos para la salud y para el medioambiente.

En paralelo a sus estudios y al desencanto que le trajeron, Vieja se dedicó a la música. Una vez dentro de ese nuevo mundo, empezó a graficar flyers y discos para proyectos propios y de distintas bandas que iba conociendo en el camino. Entonces se dio cuenta de que era posible usar las herramientas que le dieron sus estudios en publicidad para difundir cosas que, esta vez, le parecían genuinamente positivas: música, emociones y mensajes más profundos. 

La urgente necesidad de comunicar mensajes potentes a través de la síntesis de las imágenes queda plasmada en todos sus diseños y sus ilustraciones. Además de las temáticas oscuras y misteriosas, la poética que le da a sus diseños descartados -dice que terminan siendo sus favoritos-, y sus animales psicodélicos que flotan entre nubes y arcoíris, en sus creaciones siempre están presentes las luchas sociales que la conciernen: el asesinato de Luciano Arruga en manos de la policía, la resistencia del pueblo chileno, los pedidos de Memoria, Verdad y justicia, cuervos que sostienen sus propios ojos ensangrentados y recuerdan: “nos quitaran los ojos pero no la fuerza para luchar”.  

Tenés una posición tomada frente a los problemas que propone PROYECTO BALLENA…

Considero que ell capitalismo es un veneno horrible que tenemos en la sangre desde hace demasiado tiempo. Los verdaderos dueños de la tierra, nuestros pueblos originarios, contaban con la sabiduría que gracias al trabajo de muchas y muchos no ha desaparecido por completo…pero corre peligro constantemente. Hay demasiado interés en que las personas no entendamos la importancia de hacer crecer nuestros alimentos y la posibilidad que tenemos de hacerlo, de entender que la naturaleza es sabia y cambia y se transforma a cada minuto, y con ese cambio, se adapta a las nuevas condiciones, evoluciona y permanece.

¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste hablar de soberanía alimentaria?

No recuerdo exactamente cuándo fue la primera vez que oí hablar de ella, pero fue hace mucho. Crecimos escuchando que cómo puede ser que en un país tan fértil y frondoso haya tanta gente con hambre… esa pregunta tiene una respuesta nefasta y muy antigua: el sistema necesita gente con hambre para poder manejarlos, el dinero es más fuerte que cualquier frontera y la tierra tiene dueños: los que la compraron con dinero y con sangre de esclavos. Pero ahondando más en esa cuestión, encontrás a humanos que se dedican a observar y cuidar la tierra en la que viven, que transmiten esos saberes, que cuidan las semillas como lo que son: fuentes inagotables de información y vida. 

¿Cómo afecta tu vida la crisis ambiental, hoy en día?

La problemática ambiental en la que vivimos sumergidos no es novedad, recuerdo estar en la primaria y preocuparme por eso, por cosas que veía en la televisión o se hablaba en la escuela, pero entiendo que entonces lo veía como un monstruo lejano, como la guerra. Ya viviendo sola y viajando un poco por la Argentina entendí que ese monstruo vive entre nosotros desde hace demasiado tiempo y es parte de la humanidad, es culpa y responsabilidad de nuestra manera de vivir en este mundo. 

¿Hay alguna imagen particular de destrucción ambiental, de desigualdades atroces, que te haya marcado como ilustradora?

Ver paisajes hermosos, aparentemente «vírgenes» de humanos, que se estaban destruyendo para siempre, explosiones en montañas para extraer minerales que luego serían usados para combustible, que a sus vez contaminaban el agua, matando a la flora y fauna e incluso a los humanos, plantaciones de soja que marchitaban los suelos, incendios ocasionados para limpiar los montes y así construir o poner un campo de monocultivo, la poda indiscriminada de especies nativas para reemplazarlas por otras que crecieran más rápido y explotarlas para el consumo humano… se pueden seguir enumerando hasta el infinito.

¿Pensás en soluciones, en modos de acción colectiva?

Lleva demasiado, demasiado tiempo existiendo esta guerra estúpida entre humanos, y no va a terminar nunca… pero detenernos frente a la angustia de algo tan grande no es una posibilidad. Somos pequeños actores que generan pequeños cambios, pero que se encadenan entre sí generando algo más grande. Y creo fundamental para estos cambios, que las personas que vivimos en centros urbanos entendamos que tenemos que rever nuestra manera de consumir todo, que lo que hacemos hoy tiene consecuencias inmediatas y futuras irreversibles, y que todxs somos responsables. Esta lucha la podemos dar desde el lugar de cada uno transmitiendo este mensaje a la mayor cantidad de gente. Al principio de la pandemia tuve un poco de esperanza de que este mensaje pudiera entenderse de manera masiva…pues no mi ciela. Toca seguir buscando formas de encontrarnos y contarnos las cosas, y acá estamos.

Bio
*Carla Flores es La Vieja Flores (Mar del Plata, 33 años). Ilustradora y diseñadora, se dedica a graficar proyectos musicales desde hace más de 10 años. Su estilo es el resultado de un entramado entre el collage, la botánica y la psicodelia. En la actualidad, participa en el medio digital País de Boludos como diseñadora gráfica.
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